Mi pareja es de mi propiedad


Cuando una persona paga para comprar una computadora, una TV, un celular, ropa de vestir, entre otras cosas de consumo personal; lo que hace es usarlo, moverlo de un lugar a otro y hacer lo que desee con el objeto porque es el dueño, el propietario y el amo. Entonces hacemos una similitud en algunas parejas y ponemos nuestra atención en el pensamiento irracional de la persona que cree ser el dueño de su pareja, afirmando que es un objeto el cual posee y de su propiedad.

La Alteración de percibir a la pareja como objeto, pues resulta cuando el que cree ser dueño, empieza a imponer sus reglas en contra de su pareja: como controlar la hora de salida y llegada del trabajo, controla su forma de vestir, se toma atribuciones en la elección de sus amistades, toma sus contraseñas personales y se apodera de sus objetos privados, como redes sociales y teléfono personales; llaman por teléfono constantemente para saber qué están haciendo, si llegan unos minutos tarde porque perdieron el autobús o hubo un accidente en la carretera, ya es motivo de conflicto. Por ejemplo:

_ ¿Dónde estabas?
_ ¿Con quién estuviste?
_ Seguro me estás engañando.
_ ¿Con quién hablas?
_ No frecuentes con ese amigo tuyo.
_ ¿Qué haces en línea?
_ No uses esa ropa
_ Tienes que decirme a dónde vas, para saber si te dejo ir.

Para ser testigos de estos actos, no necesariamente tiene que decirse como tal, basta con recurrir a condicionar o chantajear para lograr estos objetivos. Y pues sí, estamos hablando de violencia psicológica dónde en el primer acto parecido, ya brinda indicadores donde la relación se convertirá en una tortura.



La pareja no es un objeto ni mucho menos es propiedad de nadie y si tu pareja está a tu lado es porque así lo quiere, y tuvo la libertad de elegirte, no porque tu lo obligues a ello, no la has comprado ni tienes un contrato que indica que es una especie de esclavo.

¿Por qué pasa esto?

Las personas que consideran a su pareja de su propiedad, manifiestan celos patológicos donde inclusive puede llegar a violencia física. El problema se inicia en la autoestima, dicha persona afectada pensará que alguien vendrá y le quitará aquello que considera su objeto de su propiedad. La mayoría de esos comportamientos son inconscientes y difícilmente se pueda creer un cambio de noche a la mañana, es más probable que pueda ser progresivo y peligroso.

¿Qué hacer?

Es difícil de convivir con una persona con esa distorsión en su pensamiento, la mayoría se relaciona a un trastorno de personalidad, y termina en divorcio o en separación, aunque hay algunas parejas que toleran esa situación y se transforma en una relación enfermiza de nunca acabar.

Es necesario pedir ayuda profesional y con intervenciones psicoterapéuticas individual y de pareja podría ser de ayuda, pero dependerá si la pareja toma la decisión de asistir, no obstante, una pareja no debe tolerar una relación insana, no solo escuchar falsas promesas de que tu pareja cambiará, sino observar si es capaz de hacerlo; caso contrario, es mejor dejar la relación.

Toda persona pasa un proceso de inmadurez y algunas veces pueden actuar mal pero todos también pueden aprender y formar relaciones productivas. Lo que no quiere decir que la pareja tiene que tolerar años de sumisión y que progresivamente la relación sea una prisión.


Libre decisión.

La libertad es importante en una pareja y no hay que confundir esa palabra ni crear un significado erróneo. Así como existe la libertad de elección a una pareja, también existe la libertad de irte, la libertad de vestir como desees, de tener y salir con amigos, el mundo gira alrededor de las personas, no solo de tu pareja. Al empezar la relación siempre es cuestión de dos, pero al finalizar la relación, basta que sea cosa de uno.

Cuidado que en algunos casos dónde la persona que se cree dueño y propietario de su pareja, ya se convierte en un agresor, y nunca tolerará que su pareja a que considera objeto, terminé la relación. Obligará a no hacerlo, generando acoso y hostigamiento, e inclusive existen casos donde el agresor realiza actos desenfrenados para que su pareja regrese (Como hacerse daño). Ya sabemos que la mayoría de estos casos, termina en violencia física o en asesinatos.

Entonces, en el caso que la pareja crea que somos de su propiedad y no se observe ningún cambio con el paso de tiempo, lo mejor será salir de esa relación porque probablemente se torne peor y al final son los hijos los que son afectados. Ni pertenecemos a nadie, ni nadie nos pertenece. Comprender racionalmente esto, es la clave del respeto y el amor que se debe de tener en parejas.

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