El estrés

 

Si definimos el estrés desde su historia y concepto etimológico, nos apoyaríamos como una tensión nerviosa o una desadaptación de nuestro propio equilibrio, estrés radica de la palabra en inglés Stress, que significa presión.

El término fue utilizado por el fisiólogo estadounidense Walter B. Cannon (1871-1945) en el año 1935. El autor propuso el término de homeostasis para poder describir el equilibrio que se mantiene mediante mecanismos reguladores; por ende, el estrés se va a referir a los niveles muy críticos que podrían provocar el debilitamiento de los mecanismos homeostáticos. Luego, más adelante en 1950, el endocrinólogo canadiense Hans Selye (1907-1982) realizó una serie de investigaciones, utilizando roedores, donde los sometía a una serie de situaciones amenazantes, observando que el organismo reaccionaba con respuestas fisiológicas, denominándolas stress.


¿Cómo definimos el estrés?

La Organización Mundial de la Salud (O.M.S) define el estrés como "el conjunto de reacciones fisiológicas que prepara al organismo para la acción". Según Chrousos y Gold (1992) defendieron el término como el estado de falta de armonía y una amenaza al equilibrio (homeostasis) entonces una perturbación de la homeostasis, resulta ser respuestas fisiológicas y comportamentales. Asimismo, Robert Sapolsky (2004) empleó el fenómeno estresor como todo estimulo externo que nos aleja del balance homeostático. De acuerdo a distintos autores, se puede precisar como aquella condición de tensión en el organismo que se presenta cuando este se enfrenta situaciones agobiantes o amenazantes del medio ambiente, el mismo, exige modificaciones en el funcionamiento del cuerpo; en el ámbito físico, psíquico y social para tratar de adaptarse a dichas circunstancias difíciles.

El estrés agudo vs el estrés crónico

Al enfrentar el estrés, dichas situaciones conflictivas que aparecen en forma súbita, van a requerir de toda nuestra energía y concentración, por lo que nos va hacer sentir en crisis y en peligro. Un ejemplo de esto sería, quedarse si trabajo, perder a un ser querido, o vivir una experiencia traumática, como una violación o un asalto.

Si hablamos de estrés crónico, vamos a referirnos cuando las condiciones del medio ambiente son constantemente tensas y van a implicar un desgaste de energía persistente, como el de vivir en una ciudad conflictiva, tener un trabajo de alto impacto emocional, vivir en constante tensión económica o en un ambiente hostil y violento.

Señales de alarma

El estrés tiene mucha influencia con las enfermedades. Está comprobado que este representa un factor determinante para la aparición de muchos padecimientos en personas que ya están predispuestas a sufrirlos.

Por ello, es necesario poner atención en los focos rojos, o en aquellas señales que nos alertan sobre una sobrecarga emocional y que se puede manifestar de manera clara en por lo menos cinco de los siguientes síntomas:

  • Cansancio y fatiga, sin haber realizado alguna actividad.
  • Taquicardia, palpitaciones, sudoración, dificultar de respirar o malestares digestivos.
  • Dolor por tensión muscular sostenida, ya sea en la cabeza, el cuello o hombros.
  • Insomnio constante.
  • Disminución del deseo sexual, o disfunción en la actividad sexual.
  • Infecciones frecuentes (gripe, problemas estomacales, etc)
  • Erupciones en la piel
  • Problemas cognitivos, como falta de atención y concentración, memoria disminuida.
  • Necesidad de consumir tabaco, alcohol u otras drogas para modificar o compensar el estado anímico.

¿Preparado para cambiar tu vida?

Cambiar nuestro estilo de vida y buscar mejorar la calidad de nuestra cotidianidad implica en acercarnos a la salud. Para poder lograrlo, es necesario mantener nuestro estrés a niveles bien bajos. Necesitamos aprender a observarnos y a priorizar correctamente nuestra escala de valores. Necesitamos también, enforcanos en las señales de alarma que nos avisan de una sobrecarga de presión emocional.

Sabemos que es imposible eliminar por completo las situaciones estresantes de la vida. Sin embargo, sí es posible identificar lo que constantemente nos tensiona y así poder tomar acciones, algunas veces esas acciones podrían generar miedo, debido a que estas forman parte de nuestros hábitos o estilo de vida y salir de ellas, podrían ser muy complicado para nosotros. Por ello, hay ocasiones que serían necesarias como abandonar proyectos que habíamos aceptado, cambiar de trabajo, delegar responsabilidades, brindarnos verdaderamente momentos de descanso, disminuir nuestros gastos.
En otras palabras, cambiemos nuestro estilo de vida.

¡Importante!

La presente información no sirve de diagnóstico, el mismo requiere de una evaluación psicológica y/o consulta por parte de profesionales de la salud mental. Si tienes algunos de los siguientes síntomas, te preocupas demasiado ante distintas situaciones que interfiere con tus actividades, relaciones u otros aspectos de tu vida, puedes solicitar apoyo con uno de nuestros profesionales de salud mental.
Iniciar Terapia aquí

0 Comentarios